EL LEON DE LOS ANDES
Cielo oscuro, noche tenebrosa,
el puma ruge cerca del corral
las mulas gaznan, pues tienen miedo,
porque oyen cerca su agudo mal.
Duermen labriegos, duermen pastores,
asnos y mulos, rompen las rejas,
y el león tiende su oliente cerco
con que los mulos más, no se alejan,
Más negro el cielo se va tornando
y en esos velos de oscuridad,
el león salta sobre el mulo
y lo devora con libertad.
Lo arrastra lejos, donde lo esperan
los leoncillos, con ansiedad,
la madre puma, sacia con ellos
la presa, en medio de la oscuridad.
El león vuelve donde aturdidos
los animales por miedo están,
hace otra presa y se retira
cuando la auroa cercana es ya.
El día tiende sus resplandores
los pastores en busca van,
los animales desgaritados
viéndolos a ellos, volviendo están.
Viendo que faltan mulas y pollinos
toman sus armas corren en pos,
más ya no lo hallaron al gran rey
pues ya entre breñas duerme escondido.
Es así, el león andino,
como el astuto ladrón,
tiene maña, tiene astucia,
también tiene condición,
para burlar diligencias
que le hagan oposición.
Con que placer los potrillos
relinchan, corren y brincan
por las faldas y las pampas,
cuando las brumas se limpian
y no hay del león peligros.
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