De pronto un rumor de vientos,
que al orbe le hace temblar
y a las almas azotar,
con sus hirientes rigores.
La luna ya se acostaba,
en el mar de occidente,
y en todo astro refulgente,
su faz, su brillo ocultaba.
Rugen truenos, encienden rayos,
la tempestad se desborda,
cual sismo con su voz sorda,
tiende el terror y el desmayo.
Los aluviones desgajan,
peñascos, cerros y quebradas,
moviendo las hondonadas,
al valle con furias bajan.
Crecientes de agua bramando
llevan piedras arrancadas,
y van a las explanadas,
do hay casas, dientes, temblando.
que al orbe le hace temblar
y a las almas azotar,
con sus hirientes rigores.
La luna ya se acostaba,
en el mar de occidente,
y en todo astro refulgente,
su faz, su brillo ocultaba.
Rugen truenos, encienden rayos,
la tempestad se desborda,
cual sismo con su voz sorda,
tiende el terror y el desmayo.
Los aluviones desgajan,
peñascos, cerros y quebradas,
moviendo las hondonadas,
al valle con furias bajan.
Crecientes de agua bramando
llevan piedras arrancadas,
y van a las explanadas,
do hay casas, dientes, temblando.
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