MAESTRO

Hoy 6 de julio,
y no es el de siempre,
nuestros juveniles corazones
añoran el júbilo de antaño.

La imagen de tu querido rostro
no irradia ya,
la natural e inconfundible
luminosidad
de quien redime.

¿Te has cansado maestro?
¿Has dejado de querer
a quienes, verdaderos hijos tuyos
amamos tu presencia?

Somos obra
de tu labor redentora,
hemos crecido,
ahora vemos la vastedad del bosque.

Peregrinos tiranuelos
mancillaron tu venerado nombre
llamándote cobarde,
¿Cobarde... quien dice la verdad?

¿Cobardes, quienes
a cambio de desprecio,
ofrendan generosos
sus hermosas vidas por un ideal?

¡Cobardes! los ladrones
y mentirosos
que hacen del engaño y de la injusticia
instrumentos de opresión!

¡Maestro! no les hagas caso,
reanuda tu lucha
contra la ignorancia y la maldad.
Retoma la posta
que el Mesías te encomendó,
predicándonos con tu bellos ejemplo
que es un mandamiento, NO TRAICIONAR.

¡Maestro! hoy que rehuyendo
los halagos y honores
que los hombres te deben,
luchas por tus derechos
en caminos, calles y plazas,
dígnate aceptar la ofrenda
de nuestra juvenil gratitud y admiración.

Pero, tú,
maestro ausente en la lucha ¿qué pasó?
¿no fueron sinceras tus palabras en el aula?
¿cuántas mentiras esparciste en nuestras almas?
sin embargo,
¡perdónanos! que perdonemos tu ignorancia.

Gracias, mil veces gracias,
bellas maestras
que nuestra añorada infancia acarició.
Gracias, mil veces gracias,
maestros
que nuestra adolescencia cultivó.

Gracias... María
fiel émula de la del Gólgota,
que de nuestro colegio
haces una experiencia inolvidable,
al disipar nuestras insertidumbres
prodigándonos con encomiable afán,
tu ciencia y tu virtud.